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Historia de Navidad Por Shinigami Grell

Artista Invitada Knonn





Tiempo atrás, en un lejano y olvidado pueblo; vivía una joven muy dulce, tierna y un poco tímida llamada Mónica. 
Mónica trabajaba todo el día como maestra y llegaba a casa cerca del anochecer por la distancia entre su hogar y su trabajo; ella disfrutaba mucho dando clases, sin embargo se sentía un tanto sola y triste a falta de encontrar el amor. 
Lo cual no era algo fácil de encontrar por 2 grandes razones: Mónica solo amaba a las mujeres y la segunda gran razón era la timidez que la caracterizaba; aun así siempre mantenía la esperanza de encontrar a la persona que lograra complementarla y alegrar con amor cada uno de sus días. 
En la escuela donde daba clases, sus compañeras y compañeros de trabajo eran siempre muy amables con ella y se llevaba bien con todos en la escuela, incluso con su jefe el director. Cierto día Luis; uno de sus compañeros, quien era con quien más frecuentemente hablaba en sus tiempos libres y a quien aconsejaba y pedía consejos a su vez, le sugirió ir a cierto lugar donde según sus propias palabras: podría encontrar a alguien para amar y ser amada. 
Aunque Mónica era amable y platicaba con sus compañeros de trabajo y confiaba en ellos, no se sentía del todo segura como para mencionarle a nadie sobre su orientación sexual, pero Luis a pesar de no saber directamente los gustos de Mónica, se daba una idea por el tiempo que llevaban conociéndose. 
Luis le indicó el lugar donde podría conocer a alguien, y le dijo que podía asistir el día que quisiera, pero que debía hacerlo entre las 8pm hasta las 12:00am, pues quedarse más tiempo solo haría más peligroso el regreso a casa, y más aún si no tenía auto por el cual volver, y el ir antes de las 8pm significaría encontrar el lugar vacío o con pocas personas, haciendo que tuviera que esperar mucho ahí y posiblemente desanimándola en caso de no encontrar a nadie. 


Mónica se preguntaba -¿a qué clase de lugar pretende que yo vaya si es preciso ir de noche?- pero decidió no ser grosera con él y le agradeció por su amable consejo, aunque no estaba segura del todo sobre si ir o no a dicho lugar. 
Después de considerarlo por el resto de la tarde, pensó que no perdía nada con intentar ir y si no resultaba simplemente no volvería a esa zona y ya está. Así que al terminar las clases fue directo a su auto y fue en la dirección contraria a su casa y al cabo de unos minutos encontró el lugar que Luis le había recomendado. 
Mónica se sintió muy nerviosa y asustada pues el lugar tenía pinta de ser un bar y no sabía si estar en un bar por la noche sería seguro, pero de igual forma no quería seguir soltera y se aferró a ese lugar como un último rayo de esperanza, así que entró con un moderado nivel de confianza, aunque por dentro se moría de miedo e inseguridad, pues él no conocer el lugar y las horas en las que se encontraba ahí eran puntos que la asustaban bastante. 
Al ingresar al lugar se topó con la sorpresa de ser un lugar muy hermoso, una barra con gran variedad de vinos y licores destellaba en una esquina de la gran habitación, la bar tender que atendía era una hermosa mujer con un traje que hacía resaltar su belleza con la iluminación azul celeste del lugar, en el resto del lugar había varias mesas y alrededor de cada una habían 2 sillas metálicas que brillaban con un tono plateado hermoso; en la entrada se encontraba una hermosa dama de cabello corto y con un traje que resaltaba su dulce mirada y la hacía lucir muy hermosa. 
-bienvenida señorita-. Dijo aquella hermosa dama con una sonrisa en su rostro mientras abría la puerta del lugar; Mónica le agradeció a aquella mujer tan dulce y al ver su traje un poco más de cerca se percató de su nombre, el cual era Brenda. Brenda entró con ella y la dirigió a su mesa y se retiró de nuevo a la entrada del lugar; Mónica fue hacia la barra y saludó a la chica que atendía: -buenas noches señorita ¿por casualidad tiene alguna bebida sin alcohol?- preguntó un tanto nerviosa por el hecho de encontrarse sola en aquel lugar. 

-Tenemos agua y jugo de naranja señorita-. Respondió la hermosa mujer detrás de la barra; Mónica miró su uniforme y leyó el nombre de la mujer el cual era Laura. –Un vaso de agua está bien señorita Laura muchas gracias- expresó sonriente. 
Con el transcurrir de la noche, al lugar llegaron más mujeres y Mónica se sintió agradecida con Luis por haberle recomendado aquel lugar, aunque le seguía pareciendo extraño y un poco aterrador la elocuencia de su compañero de trabajo, y pensó que tendría que ser un poco más cuidadosa con respecto a lo que expresaban sus palabras y sus actos al menos con él pues ante todo Mónica era un tanto tímida y lo era aún más en el trabajo. 
-Aquí tiene señorita- dijo Laura entregándole a Mónica su vaso con agua, Mónica pensaba que sin importar lo maravilloso del lugar y de la manera tan educada y dulce de atender de las chicas, igual no podría encontrar a nadie, lo cual hizo sentir a Mónica bastante triste así que tomó su vaso y regresó a su mesa. 
Desde la entrada la miró una joven que apenas llegaba al lugar, una chica con mirada profunda y seria y con cabello ondulado castaño; se acercó a Mónica y la saludó –hola ¿puedo sentarme?- -¿eh? A claro por supuesto-. Respondió Mónica un tanto tímida mientras miraba sonrojada su vaso de agua. 
-gracias, el lugar está algo más lleno que de costumbre, ¿y cómo estás? ¿Cómo has pasado tu noche? Por cierto me llamo Ashley- dijo mientras tomaba la otra silla y se sentaba frente a Mónica. 
-Mó-Mó Mónica- respondió tartamudeando pero sintiéndose tranquila por la amabilidad de Ashley. -¿primera vez aquí?- preguntó Ashley mirándola con una sonrisa en el rostro y tratando de hacerla sentir más tranquila. 
Mónica asintió con la cabeza y la miró a los ojos con un poco más de confianza y seguridad que con la que había entrado inicialmente; al hacerlo se quedó mirándola sin apartar su mirada ni por un instante. – Que hermosa eres- dijo con algo de timidez y con el rostro notablemente rojo a pesar de la poca luz en el lugar. 


Ashley la miro sorprendida y se sonrojó un poco – ¿de verdad lo crees?-. –Por supuesto que si- dijo Mónica algo nerviosa y se puso a juguetear un poco con sus manos. -¿y a qué te dedicas?- preguntó Ashley sonriente en todo momento. –Soy maestra ¿y tú a qué te dedicas?- dijo Mónica tratando de prolongar la conversación tanto como le fuera posible. 
-Hago retratos por $100 en una plaza en el centro de la ciudad y por las noches vengo aquí a beber un trago o dos y a relajarme- expresó Ashley con tranquilidad pero tristeza en su voz. -¿a qué te refieres con “relajarte”?- preguntó Mónica notoriamente sorprendida por las palabras de Ashley. 
-Al venir aquí el ambiente es tranquilo y no hay nadie que me diga que lo que hago con mi vida está mal.- Mónica se quedó pensando en las palabras de Ashley y se sintió mal por haber preguntado, pues pensó que su pregunta había causado en Ashley un tipo de tristeza. 
Mónica y Ashley se quedaron platicando y ambas se sentían muy felices y cómodas hablando de todo tipo de temas, pasado un tiempo decidieron volver a casa con la promesa de que volverían a aquel lugar para verse una vez más. 
Mónica estaba agradecida por la noche tan maravillosa que había disfrutado gracias al consejo de Luis, se fue a dormir pues había regresado algo tarde a casa. A la mañana siguiente fue a trabajar con ojeras en los ojos pero bastante entusiasta y animada. –Veo que disfrutaste anoche- dijo Luis con una sonrisa a Mónica mientras entraba a la sala de descanso. 
-Si, te estoy muy agradecida por haberme recomendado ir allá, pero debo preguntar ¿Cómo sabías que...? Preguntó Mónica con una expresión de confusión e intranquilidad en su rostro.
 –Creo que el tiempo que llevamos trabajando juntos y platicando me dio un indicio, pero no estaba seguro, supuse que de equivocarme tendría que disculparme contigo, pero de igual forma te veías algo triste y quise ayudar de algún modo a que no te sintieras así y veo que ir a ese lugar en verdad te alegró- respondió Luis feliz pero algo tímido. 
Al terminar el día Mónica se tomó unos minutos y se arregló un poco en la oficina de maestros y salió rumbo hacia el bar donde volvería a verse con Ashley. La idea de verla por segunda vez la hacía sentirse muy feliz y emocionada, de algún modo el corazón le latía rápidamente y para Mónica fue como si el mundo no existiera, su mente solo se centraba en Ashley. 
A Mónica le tomó menos tiempo llegar a aquel bar, y en la entrada se encontraba Brenda quien con una sonrisa y voz alegre le dijo –hola, me alegra verte por aquí de nuevo, adelante, Ashley te espera dentro. –Mónica se sorprendió por las palabras de Brenda pero aun así entró pensando únicamente en Ashley, al entrar Brenda le dijo que la acompañara y la escoltó a la barra del lugar, donde Ashley esperaba a Mónica. 
-La señorita Mónica ha llegado- dijo con una sonrisa Brenda antes de retirarse de nuevo a su puesto de trabajo. -¿Qué es todo esto?- preguntó Mónica con una sonrisa y un tanto confundida. Ashley se levantó de su asiento y se arrodilló mostrando un anillo de oro blanco con diamantes y en el centro un zafiro. 
-Mónica, sé que apenas nos conocimos ayer, pero los pocos momentos que platiqué contigo me hicieron sentir una alegría que nunca había sentido, ¿te gustaría hacerme el honor de ser mi esposa?- Mónica soltó lágrimas de felicidad y calló al suelo de rodillas tapando su boca con sus manos. 
–si, por supuesto que me encantaría que nos casemos, pero ¿no es bastante rápido?- preguntó Mónica aun llorando de alegría. 
–si no quieres no hay...- -por supuesto que mi respuesta es sí, pero ¿estás segura de querer esto?-. 
Ashley colocó el anillo en la mano de Mónica y se levantó, después ayuda a Mónica a levantarse y la toma de las manos.
-Muy segura- dice con lágrimas en los ojos y besa los labios de Mónica. Sorprendida pero alegre Mónica corresponde ha tan tierno y repentino beso y abraza a Ashley, por su parte; Laura y Brenda miran a ambas chicas con alegría desde sus respectivos puestos de trabajo. 
Alrededor de las 11 de la noche Mónica le propone a Ashley pasar la noche en su casa, a lo que Ashley se siente agradecida y honrada pero tímida le explica que vive con sus padres, aunque le gustaría pasar la noche con ella, sus padres la esperaban en casa y que ya estarían preocupados por ella. A lo cual Mónica le suplica y termina convenciendo a Ashley. 
Ashley toma su celular, le marca a sus padres avisándoles de que se quedaría a dormir en casa de una amiga. Por su parte Mónica se siente muy feliz y emocionada porque por fin había encontrado a quien amar y que la amara, también por el hecho de que por fin pasarían su primera noche juntas, lo cual ponía un poco nerviosa a Mónica. 


Tras unos instantes Ashley explicó que se quedaría en casa de su amiga pase lo que pase y que al día siguiente volvería, pero en su mirada se reflejaba bastante tristeza, tras medio minuto colgó la llamada y dijo con una mirada triste pero con una sonrisa en el rostro
–Listo, cuando gustes podemos ir a casa, y gracias por invitarme.
- Mónica preguntó a su amada -¿estás bien? ¿Pasó algo malo? Si quieres puedo llevarte a tu casa – -claro, te lo agradecería bastante, pero ¿podría ser hasta el día siguiente? Realmente me gustaría pasar la noche a tu lado- respondió Ashley. 
Pasaron el resto de la noche calladas bebiendo un poco de agua y después volvieron juntas al departamento de Mónica. 
Debido a que al día siguiente era domingo, Mónica tendría el día libre por lo que no pensó en dormir temprano. Al llegar a la casa Mónica le indicó a Ashley que podía ponerse cómoda y acto seguido entró a su habitación y pasados unos minutos salió con un pijama puesto. 
-¿Te gustaría cenar algo?- preguntó a Ashley tratando de animarla. 
-Lo que gustes está bien para mí- responde Ashley un tanto desanimada. 
-¿Qué te tiene así?- pregunta Mónica a Ashley 
-¿Es por algo que dijeron en la llamada acaso?- Ashley sin poder contenerse más se pone a llorar y le confirma la razón de su tristeza. –Mis padres se enojaron conmigo y me regañaron porque dicen que sigo sin ser responsable y que debo buscar un trabajo de verdad- Mónica abrazó a Ashley y le dijo que todo estaría bien. 


A la mañana siguiente Ashley despertó por el aroma a tocino y huevo 
–Buenos días bella durmiente ¿Cómo amaneciste?- dijo Mónica con una sonrisa en el rostro mientras preparaba el desayuno. –Buenos días, ¿Qué hora es?- preguntó Ashley. 
-Las 9 en un momento voy contigo cielo, solo término de servir el tocino- Ashley se levantó de la cama y se sentó en la mesa a desayunar. 
–Huele delicioso, no sabía que eras tan buena cocinando cariño- 
-no lo soy, solo se cocinar algunas cosas pero me falta mucho por aprender, y creo que lo que se cocinar no me queda tan bien.- Mónica se sentó en la mesa con el tocino listo y lo sirvió en 2 platos y ambas chicas se pusieron a desayunar. 
Al terminar el desayuno se pusieron a platicar y Mónica le sugirió a su amada salir por ahí y pasar el tiempo juntas, a lo que Ashley aceptó gustosa, Mónica se dio cuenta de que en su mirada se notaba más felicidad que con la que había llegado anoche. -¿A dónde te gustaría ir primero cielo?- preguntó Mónica un tanto entusiasta por el optimismo de Ashley. –A la plaza en el centro de la ciudad, se acerca la época navideña y pusieron un hermoso árbol de navidad en el centro de la plaza- respondió alegremente. 
Terminaron de desayunar, se arreglaron y salieron de casa directo a la plaza; una vez ahí Ashley le indicó a Mónica el lugar donde ella hacia dibujos por $100. Pasaron de largo y siguieron viendo toda la plaza con mucha alegría, mientras Mónica veía ropa y se emocionaba por tantas opciones, Ashley se concentró en ver zapatos y material para dibujo que ocuparía en días posteriores. En cierto punto, ambas entraron a una tienda en donde compraron un estuche de lápices de colores para dibujo profesional con 72 lápices diferentes. 
Alrededor de las 6pm terminaron de ver todo lo que deseaban, se sentaron en unas bancas afuera de un centro comercial, donde un hermoso y gran árbol navideño se alzaba majestuoso. Mónica y Ashley se tomaron de la mano se quedaron apreciando el hermoso árbol; Pero a los pocos minutos de estar sentadas juntas, un hombre y una mujer algo mayores salieron del centro comercial y al verlas se dirigieron a ellas un tanto molestos.
 -¿de nuevo perdiendo el tiempo?- expresó con notoria molestia el señor dirigiéndose a Ashley. 


-Disculpe ¿pasa algo malo?- dijo Mónica en un tono calmado pero serio. 
–Mamá, papá ¿Qué hacen aquí? ¿No es algo tarde para estar en la plaza? ¿Y mi abuela cómo está? ¿La dejaron sola en el hospital?- expresó preocupada Ashley. 
El hombre dijo tranquilo pero serio, -vinimos a comprarle ropa abrigadora a tu abuela, por estas épocas, tiene que tener algo que la tape, si podemos iremos al hospital a entregárselas, si no, se las llevamos mañana. Además no está sola, Howard está cuidando de ella como un buen nieto lo haría-. 
Mónica interrumpió y se presentó ante ellos –hola, soy Mónica, soy maestra en turno vespertino, es un placer conocerlos...- 
-Julián, y ella es mi esposa Raquel, es un placer conocerla señorita Móni.. ¿Le dio el anillo de su abuela?- dijo Julián un tanto sorprendido. Mónica miró a Ashley un tanto confundida y después le preguntó porque no le mencionó que ese anillo le pertenecía a su abuelita en el hospital. 
-Creo que es mejor que las dejemos hablar en privado, nosotros nos retiramos, Ashley querida ¿quieres que te esperemos o te quedarás más tiempo con la señorita Mónica?- dijo con voz calmada la señora Raquel. 
–Vayan ustedes, yo pasaré más tiempo con Mónica, los veré mañana en el hospital.- respondió Ashley algo triste. 
Mónica se preguntó si era malo que tuviera el anillo, y con preocupación regresó junto a Ashley a casa, Ashley se había mantenido silenciosa todo el camino de regreso a casa, una vez ahí, Ashley dijo a Mónica -¿quieres saber porque tengo el anillo de mi abuela? O ¿porque se encuentra en el hospital?- Mónica miró a Ashley preocupada y asintió con la cabeza. 
Ashley comenzó a explicar -Pues desde que era niña siempre tuve un especial cariño y aprecio por mi abuelita, ella y yo éramos muy unidas, mi abuela sabía que me gustaban las mujeres desde que yo tenía 12. Ella me aceptó tal y como yo era, al cumplir 16 me dio su anillo, era el anillo que mi abuelo le dio para pedir su mano. 16 fueron los años que pasaron juntos antes de que mi abuelo falleciera.- Mónica soltó unas lágrimas de alegría y le agradeció a Mónica por tan hermoso honor. 
Ashley continuó –Hace unas semanas mi abuela se enfermó por una fuerte tos y tuvo que ser llevada al hospital, la vsitamos cada día, pero hace unos días su tos se intensificó, comenzó a toser sangre, los médicos la cuidan bien pero ha perdido mucha sangre, necesitan una transfusión de sangre tipo B- al escuchar esas palabras Mónica se levantó del sillón donde se había sentado y se emocionó de sobremanera. 
-Mi sangre es tipo B, puedo donarle sangre a tu abuelita para que se recupere- expresó con notoria alegría Mónica mientras se arreglaba para salir de inmediato de casa 
- ¿En serio? Esa es la mejor noticia de todas- dijo Ashley con los ánimos más altos y ambas salieron presurosas de la casa rumbo al hospital. 
Llegaron al hospital 40 minutos después de conducir. Al entrar le explicaron la situación a la enfermera lo más breve posible y Mónica le pidió a la enfermera que le extrajeran sangre para dárselo a la abuelita de Ashley. La enfermera les explicó que era muy tarde para la transfusión, si deseaban volver al día siguiente temprano o que si deseaban podían dormir ahí y en cuanto amaneciera le extraerían sangre y verían si su sangre era óptima para ser donada. 


Ashley y Mónica se quedaron a dormir en el hospital y a la mañana siguiente la enfermera las mandó llamar para ir a la sala donde le extraerían sangre a Mónica. Unas horas después tanto Mónica como Ashley esperaban con ansias noticias sobre si podrían o no usar su sangre para usarlos en la abuela de Ashley. Un médico salió del laboratorio y les dio la buena noticia de que su sangre serviría perfectamente. 

A las 8am el señor Julián y la señora Raquel llegaron al hospital y al ver a su hija fueron con ella y le dijeron que iban a ver a su abuela y le preguntaron si deseaba ir a verla, Ashley aceptó y Mónica esperó sentada en el pasillo fuera de la habitación de la abuela de Ashley, pues creyó que sería mejor no estorbar ni incomodar con su presencia. Tras esperar unos minutos Ashley y su familia salieron de la habitación y Ashley un poco tímida miró a Mónica y la señora Raquel le dijo con voz serena –Mónica querida, la abuela Martha quiere hablar contigo ¿te importaría pasar un momento?-. 
Mónica entró a la habitación junto con Ashley –hola señora, ¿Cómo se siente?- preguntó algo nerviosa Mónica mientras se preguntaba por qué querría verla la señora Martha. –Querida gracias x haber venido, me dijeron que tú fuiste la hermosa alma bondadosa que me ofreció su sangre, te estoy eternamente agradecida- dijo la dulce mujer con una sonrisa en su rostro y con los ojos algo cansados. 
-No hay problema, me alegra mucho conocerla, por cierto ¿Cómo se siente?- dijo Mónica algo nerviosa de sus palabras 
–Me siento bien gracias a Dios y a ti querida, por cierto, me dicen que tú y mi Ashley contraerán matrimonio, me alegra que mi nieta por fin encontrara al amor de su vida- respondió la señora Martha con mucha tranquilidad. 
-¿matrimonio? Es cierto que quiero pasar el resto de mis días al lado de Ashley pero aún no hemos fijado fecha para la boda señora- dijo Mónica nerviosa y sonrojada por las palabras de la señora Martha. 
La señora Martha le dijo a Mónica que no debía preocuparse que todo se daría a su debido momento sin necesidad de precipitarse. Tras unos momentos llegó una enfermera notificando que le harían la trasfusión de sangre a la señora Martha; debían retirarse por hoy o esperar afuera hasta que les indicaran lo contrario. Ashley y Mónica salieron dela habitación. El señor Julián se acercó a Mónica el cual le propuso acompañar a su familia a pasar la noche del 24 y 25 a lo que Mónica aceptó tímidamente. Tras eso pasaron el resto del día esperando noticias de la abuela de Ashley. 
Tras unas horas la enfermera salió de la habitación notificando al señor Julián que la señora se encontraba muy cansada lo cual sería mejor si volvían para el día 26 pues el 24 y 25 no podría haber visitas. 

Tanto Mónica, como Ashley y su familia decidieron dejar descansar a la señora Martha y se dirigieron a la casa del señor Julián y la señora Raquel. Una vez llegaron a casa de los padres de Ashley, tanto la señora Raquel como Ashley se pusieron a preparar la cena y Mónica les ayudó mientras el señor Julián y Howard colocaban el nacimiento y el árbol de navidad. Caída la noche se sentaron todos en la mesa a cenar. 
-Y dígame señorita Mónica ¿Cómo se conocieron mi hija y usted?- preguntó la señora Raquel mientras comía. Mónica miró a Ashley pensando en si responder o no -¿y bien señorita?- dijo el señor Julián y todo quedó en silencio a la espera de una respuesta. –Nos conocimos una noche en un bar, estaba tomando agua y me encontraba tan nerviosa, pero en cuanto cruzamos mirada supe que no quería pasar un momento más lejos de ella- respondió Mónica con una sonrisa en su rostro. Ashley le dedicó una sonrisa a Mónica y tomó su mano alegre -y dime Ashley ¿ya has pensado lo que quieres hacer con tu vida? ¿A qué te dedicarás para ganarte la vida?- preguntó la señora Raquel a su hija sin dirigirle una mirada. Mónica miró a Ashley y notó lo triste que la hacía sentir las palabras de su mamá. -Ashley es muy buena artista- Mónica dijo mientras de su bolso sacaba un papel doblado y lo desdoblaba. –Miren lo talentosa que es su hija y sin importar nada yo la amo y no es justo que no reconozcan el talento de su propia hija y que no fomenten a su crecimiento artístico- Ashley se levantó de la mesa y subió a su habitación llorando. Mónica se levantó y fue tras ella. 
-¿Lo ves ahora? A esto me refería cuando dije que iba al bar para relajarme- dijo entre lágrimas Ashley y Mónica abrazó a su amada. –Calma, aveces los padres no están de acuerdo con lo que deseamos hacer con nuestras vidas, pero eso no debe ser un impedimento para que sigamos nuestros sueños, ven si lo deseas podemos volver a mi casa cariño- Ashley aceptó un tanto triste y se fueron de inmediato sin decir mucho al respecto, Mónica agradeció a la familia de Ashley por la cena y se fueron del lugar. 
Al llegar a casa de Mónica ambas tomaron un baño y después se fueron a dormir, Mónica pasó la noche entera abrazando a Ashley. A la mañana siguiente Ashley despertó un tanto desanimada y Mónica trató de animarla sin mucho éxito, al terminar de desayunar Mónica le propuso a su amada ir a Ashley ir al registro civil a casarse si así lo deseaba, a lo que ella aceptó y pareció animarse al pensar en ello. Ya para irse Mónica le recordó a Ashley a su familia y le preguntó si deseaba avisarle a sus padres sobre la boda, a lo que Ashley dijo que solo a su abuela, pero Mónica le dijo que no porque sus padres no la apoyaran con su profesión como artista debían perderse de la boda. Al final logró convencer a Ashley y justo cuando se disponía a marcar su celular sonó. 
Se trataba de la mamá de Ashley a quien le habían notificado que la abuela Martha se sentía mejor y que ese mismo día podría ser dada de alta, al escuchar eso Ashley soltó lágrimas y dejó caer su celular. -¿Todo bien cariño? ¿Qué sucede?- preguntó Mónica un tanto angustiada por la reacción de su amada. 
-Mi abuela se recuperó- dijo en un grito de alegría mientras corría hacia el auto para ir a ver a su abuela. –Espera Ashley, yo conduzco- dijo Mónica mientras salía de casa tras su amada. Condujeron hacia el hospital y al llegar se toparon con la sorpresa de ver a la señora Martha saliendo del hospital acompañada por el señor Julián y la señora Raquel además del hermano de Ashley Howard. 
Ashley corrió presurosa hacia su abuelita y la abrazó entusiasmada –abuelita!!! Que alegría que te hayan dado de alta- la señora Martha correspondió el abrazo de su nieta y al llegar Mónica con la señora Martha y la familia de Ashley , tanto Ashley como Mónica le dijeron las buenas noticias a su familia. 
La señora Martha les dio su bendición y por la tarde fueron al registro civil y al salir la familia de Ashley felicitaron a Ashley y Mónica. –Bienvenida a la familia hija- expresó entre lágrimas la señora Martha mientras abrazaba con alegría a Mónica. Mónica le agradeció a la señora Martha por aprobar su matrimonio a lo que la abuela de Ashley le respondió –no hija, gracias a ti por la oportunidad de ver tan hermoso día, su boda y mi salud en el mismo día además de poder estar con mi familia, es el mejor regalo de navidad, UN VERDADERO MILAGRO NAVIDEÑO-. 
FIN.